Rufus Wainwright volve nunha data única a Galiza e faino acompañado de banda por primeira vez.
Presentará o seu recente e notable álbum “Out of the Game”
A día de hoy, pocos artistas pueden emocionar como lo hace Rufus Wainwright. Visceral y emotivo, la sensibilidad de su música seduce y conmueve. Sus derroches líricos, su opulencia, su carisma y elegancia hacen de el un artista irrepetible.
Arropado por su inseparable piano, su talento como compositor y comunicador es innegable y puede llevarte a su terreno en un abrir y cerrar de
ojos. Por primera vez actuará en Galicia acompañado de toda su banda por lo que su concierto en el majestuoso Palacio de la Opera promete ser una de las citas musicales del año en Galicia.
Criado en el seno de una familia de músicos (Loudon Wainwright, Kate McGarrigle, su hermana Martha…), empezó a tocar el piano a los 6 años y desde pequeño respiró el aroma de los clásicos: de Randy Newman a Edith Piaf pasando por sus admirados Judy Garland, Scott Walker o Leonard Cohen.
Fan confeso del malogrado Jeff Buckley, amigo de Antony y Elton John, el príncipe del pop se mueve como pez satinado en las aguas de un Broadway
hecho a su medida. Atrás queda la muerte de su madre, a la que estaba muy unido y que durante un tiempo lo tuvo sumido en una profunda tristeza. En sus composiciones el músico canadiense acrecienta aún más ese tono épico/ elegíaco para doblegar cualquier tipo de resistencia que opongamos.
Con una grandilocuencia y unas dotes de seducción como pocos, es el nº1 a la hora de transmitir emociones en estado puro, destila clasicismo,
decadencia y aroma a Broadway. Acumula ya 6 discos a sus espaldas y otros proyectos como la reciente opera que ha escrito (“Prima Donna”) Mr. Wainwright sigue inmerso en elolimpo de los grandes sin dar síntomas de que vaya a salir de ahí.
En la parte cinematográfica, ha colaborado en la banda sonora de conocidas películas como “El diario de Bridget Jones”, “Shrek”, “Brokeback
Mountain”, “Yo soy Sam” o “El Aviador” de Martin Scorsese. Alguien dijo que la música de Rufus actúa como un veneno, lento, pero a
la postre adictivo e infalible. Pop refinado, barroco y ampuloso que tan bien mezcla lo íntimo y lo épico.