Sala LeClub. A Coruña. Rey Abdullah 13. Entradas: 10 € (en www.laboleteria.es, Rock Box e Discos Portobello) Taquilla: 13 € Apertura portas: 22:00h
After Show: Zorromono dj
www.myspace.com/guadalupeplata
guadalupeplata.bandcamp.com
Guadalupe Plata no genera nada extraordinario. Hablamos de un género que ya fue exprimido hace casi un siglo por tipos de la talla de Charlie Patton, Skip James o Blind Lemon Jefferson. Además, Perico no posee una voz increíble, ni tampoco compone de maravilla. Jimena golpe raro, como del revés. Y Paco Luis Marto toca el bajo con un palo y un barreño de los de drenar la sangre en las matanzas. No es nada fashionable. ¿Cómo se explica entonces el interés generado por el trío andaluz? ¿Cómo excusar que con apenas un Ep publicado en limitadísima edición ya se habían paseado por festivales como SXSW, Blues Cazorla, Monkey Week o Primavera Sound? Puede que sea su capacidad para generar sensaciones, algo que cualquiera que haya asistido a uno de sus conciertos habrá experimentado.
Es esa mezcla de tensión, hipnosis, obsesión y sexualidad contenida que se te clava hasta el colon. Un collage sonoro construido con parches arañados de la cara pantanosa del Rock & Roll: Hound Dog Taylor, Billy Childish, Captain Beefheart, Jeffrey Lee Pierce, Screamin’ Jay Hawkins… Aunque no les basta con explotar sus cualidades revisionistas, también ponen de su parte explorando guiños propios de la tierra en la que crecieron (sus letras delatan una tradición).
“Su único pecado es la fidelidad a un género que se quiebra entre guiños de chulería rural y espasmos de blues resacoso”, publicaba la revista Ruta 66 hace casi un año a la espera del lanzamiento de su primer disco largo.
Y ahora llega el homónimo ‘Guadalupe Plata’, que se pone en circulación como descarga gratuita a través de Badcamp. Pero también en una cuidada edición en vinilo con estampación en pan de plata y pop-up desplegable. El disco físico lo edita Folc Records, el sello de Los Chicos. Una inversión de auténticos inconscientes.
Son trece canciones en total, número cabalístico trabajado durante todo un año en tres espacios diferentes. Por un lado, Paco Loco se encargó de grabar y mezclar buena parte de los cortes en su búnker en El Puerto de Santa María. El resultado abruma por lo rudo; Maxi Ruiz de The Hollers hincó sus manos en las entrañas de dos piezas desde su estudio malagueño; y Pablo Sánchez (Producciones Peligrosas) terminó de pulir el resto en un recóndito cuartel de La Alpujarra granadina.
Son horas y horas de esfuerzo concretados en algo más de media hora de música registrada y donde la pringosa mano de Mike Mariconda ha estado más que presente (el rauncho se encargó de la masterización).