nota:
Empezar desde cero, tocar ante un público que se puede contar con los dedo de las manos, luchar, ensayar, perder yde vez en cuando ganar… terminar un concierto con ganas de comerte el mundo, y sin embargo otras salir con la mirada hacia el suelo. Se puede perder la esperanza, la ilusión e incluso la vergüenza, pero jamás se pierde el respeto por la música.
Por algo que a pesar de todo lo anterior sigue poniendo los pelos de punta, sigue haciendo vibrar sigue atravesando legalidades y por qué no decirlo, sigue siendo el alma máter de locos que intentan ganarse la vida rasgando una guitarra, golpeando una batería, acariciando un bajo o cantando…
Muchos grupos se verán reflejados en esas líneas, pero nosotros queremos hacer de ellas el comienzo de una historia escrita entre 500 km de distancia, una historia vivida entre Madrid y Sevilla, una historia que se llama full, y como full, os contamos de dónde venimos y sobre todo a dónde vamos.