En los dos últimos años Chuck Prophet ha visto como en España se le ha puesto en el pedestal que le corresponde. Y desde esa rampa saltará a partir de hoy viernes con su nuevo disco; “Temple Beautiful”, que lo llevará a seis ciudades de la Península (Bilbao, San Sebastián, Ourense, Madrid, Valencia y Barcelona). Porque no nos engañemos: antes de 2010 su estatus aquí era el de “artista de culto”, un rockero delicatessen que, como quien dice, solo saboreaban los que no se pierden ni una, y menos si es buena. Una realidad injusta para un veterano maestro del roots rock como él, nombre ineludible al hablar del Nuevo Rock Americano de los 80, época en que militaba en Green On Red, aunque él siempre se ha reivindicado en presente de indicativo y nunca ha querid o vivir de réditos pasados. Por fortuna, llegaron “¡Let Freedom Ring!” (2009) y su posterior tour de presentación y la tortilla se dio la vuelta. Un álbum estupendo que cosechó aplausos y, de rebote, también recordó que el anterior, “Soap And Water” (2007), se merecía lo mismo. Ante la bola de nieve, la curiosidad por ver cómo era defendido en directo se hizo necesidad. Y luego esa curiosidad se transformó en arrebato. Tras las crónicas encendidas que generó ese tour llegó el postre: Chuck regresando con un homenaje a “London Calling” de The Clash, dentro del ciclo We Used To Party que organiza esta casa. El triunfo de la propuesta -“sold outs” y público entusiasmado- fue tal que tuvo que repetirla meses despu&ea cute;s. En ese cénit se presenta ahora con su nuevo trabajo, “Temple Beautiful”, que ha visto la luz a principios de este mes. Un disco dedicado a San Francisco, la ciudad que le atrapó treinta años atrás y que se ha convertido en su casa, su musa y su droga. Doce canciones que hablan de cómo Prophet ha sido succionado por esa urbe, a la que retrata desde varios ángulos: destino romántico, utopía bohemia, lugar maldito y pionero en la acogida de “freaks” que el resto de Estados Unidos no quería ni ver. En la música, el poso de Alex Chilton, The Kinks y The Clash llevado a su terrreno.
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